domingo, 19 de diciembre de 2010

NAVIDAD

¡FELIZ NAVIDAD!

jueves, 9 de diciembre de 2010

EL GIGANTE EGOISTA

Cada tarde, a la salida de la escuela, todos los niños se iban a jugar al jardín del Gigante. Un jardín amplio y hermoso, con arbustos de flores y cubierto de césped verde y suave. Los pájaros se apoyaban en las ramas de los árboles y cantaban con tanta dulzura que los niños dejaban de jugar para escuchar su canto.

Los niños eran muy felices allí hasta que volvió el Gigante, que había ido a visitar a su amigo, el Ogro de Comish. Después de siete años en casa de su amigo, el Gigante consideraba que no tenían nada que decirse y decidió volver a su mansión.

Al llegar, el Gigante vio a todos los niños jugando en su jardín y, muy furioso, les dijo con voz retumbante:
- ¿Qué hacéis aquí?
Los niños escaparon corriendo en desbandada.
Y continuó el Gigante:
- Este jardín es mío. Es mí jardín propio. Todo el mundo debe entender eso, y no dejaré que nadie se meta a jugar aquí.
Enseguida, puso un cartel que decía:
"ENTRADA ESTRICTAMENTE PROHIBIDA BAJO LAS PENAS CONSIGUIENTES"

Era un Gigante egoísta y los niños se quedaron sin un lugar en el que jugar. Intentaron buscar otros lugares, pero ninguno les gustaba tanto como el jardín del Gigante.

Cuando la primavera volvió, toda la ciudad se pobló de pájaros y flores. Sin embargo, en el jardín del Gigante Egoísta seguía el invierno. Como no había niños, los pájaros no cantaban, y los árboles no florecían. Sólo una vez una lindísima flor se asomó entre la hierba, pero apenas vio el cartel, se sintió tan triste por los niños que volvió a meterse bajo tierra.

Cuento de Navidad - El gigante egoísta
Los únicos que allí se sentían a gusto eran la Nieve y la Escarcha que, observando que la primavera se había olvidado de aquel jardín, estaban dispuestos a quedar allí todo el resto del año. La Nieve cubrió la tierra con su gran manto blanco, y la Escarcha cubrió de plata los árboles. Invitaron a su triste amigo el Viento del Norte para que pasara con ellos el invierno. Y el Viento del Norte invitó a su amigo granizo, que también se unió a ellos.

Mientras tanto, el Gigante Egoísta, al asomarse a la ventana de su casa, vio que su jardín todavía estaba cubierto de gris y blanco, y pensó:
- No entiendo por qué la primavera se demora tanto en llegar aquí. Espero que pronto cambie el tiempo.

Pero la primavera no llegó nunca, ni tampoco el verano. El otoño dio frutos dorados en todos los jardines, pero al jardín del Gigante no le dio ninguno.
Los frutales decían:
- Es un gigante demasiado egoísta.
De esta manera, el jardín del Gigante quedó para siempre sumido en el invierno, y el viento del Norte, el Granizo, la Escarcha, y la Nieve bailoteaban lamentablemente entre los árboles.

Una mañana, el Gigante estaba todavía en la cama cuando oyó que una música muy hermosa llegaba desde afuera. Sonaba tan dulce en sus oídos, que pensó que tenía que ser el rey de los elfos que pasaba por allí. En realidad, era sólo un jilguerito que estaba cantando frente a su ventada, pero hacía tanto tiempo que el Gigante no escuchaba cantar ni un pájaro en su jardín, que le pareció escuchar la música más bella del mundo. Entonces el Granizo detuvo su danza, y el Viento del Norte dejó de rugir, y un perfume delicioso penetró por entre las persianas abiertas.
- ¡Qué bueno! Parece que al fin llegó la primavera - dijo el Gigante, y saltó de la cama para correr a la ventana.

Ante sus ojos había un espectáculo maravilloso. Los niños habían entrado al jardín a través de una brecha del muro, y se habían trepado a los árboles, En cada árbol había un niño, y los árboles estaban tan felices que se habían cubierto de flores. Los pájaros revoloteaban cantando alrededor de ellos. Era realmente un espectáculo muy bello.

Sólo era invierno en un rincón. Era el rincón más apartado del jardín, y en él se encontraba un niñito. Pero era tan pequeñín que no lograba alcanzar a las ramas del árbol, y el niño daba vueltas alrededor del viejo tronco llorando amargamente. El pobre árbol estaba todavía cubierto de escarcha y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía sobre él.

El Gigante sintió que el corazón se le derretía. ¡Cómo he sido tan egoísta! – exclamó - Ahora sé por qué la primavera no quería venir hasta aquí. Subiré a ese pobre niñito al árbol y después voy a quitar el muro. Desde hoy mi jardín será para siempre un lugar de juegos para los niños.

El Gigante estaba de veras arrepentido por lo que había hecho. Bajó entonces la escalera, abrió cautelosamente la puerta de la casa, y entró en el jardín. Pero en cuanto lo vieron los niños se aterrorizaron, salieron a escape, y en el jardín volvió a ser invierno otra vez. Sólo el niño pequeñín del rincón no escapó porque tenía los ojos tan llenos de lágrimas que no vio venir al Gigante. El Gigante se le acercó por detrás, lo tomó gentilmente entre sus manos, y lo subió al árbol. Y el árbol floreció de repente, y los pájaros vinieron a cantar, y el niño abrazó el cuello del Gigante y lo besó. Los otros niños, cuando vieron que el Gigante no era malo, volvieron corriendo. Con ellos la primavera regresó al jardín.
Y les dijo el Gigante:
- De ahora en adelante, el jardín será vuestro.
Y tomando un hacha, echó abajo el muro.

Al mediodía, cuando la gente se dirigía al mercado, todos pudieron ver al Gigante jugando con los niños. Estuvieron jugando allí todo el día, y al llegar la noche los niños fueron a despedirse del Gigante.
- Pero ¿dónde está el más pequeño? - Preguntó el Gigante-, ¿ese niño que subí al árbol del rincón?
Cuento infantil - El gigante egoísta
El Gigante lo quería más que a los otros, porque el pequeño le había dado un beso.
- No lo sabemos -respondieron los niños-, se marchó solito.
- Díganle que vuelva mañana - dijo el Gigante.
Pero los niños contestaron que no sabían donde vivía, y que nunca lo habían visto antes. Y el Gigante se quedó muy triste.
Todas las tardes al salir de la escuela los niños iban a jugar con el Gigante. Pero no volvieron a ver el niño pequeñito. El Gigante lo echaba de menos.

Fueron pasando los años, y el Gigante se puso viejo y sus fuerzas se debilitaron. Ya no podía jugar. Pero, sentado en un enorme sillón, miraba jugar a los niños y admiraba su jardín.
-Tengo flores hermosas - se decía-, pero los niños son lo más hermoso de todo.

Una mañana de invierno, miró por la ventada mientras se vestía. Ya no odiaba el invierno pues sabía que el invierno era simplemente la primavera dormida, y que las flores estaban descansando. Sin embargo, de pronto se restregó los ojos, maravillado, y miró, miró. En el rincón más lejano del jardín había un árbol cubierto de flores blancas. Todas sus ramas eran doradas, y de ellas colgaban frutos de plata. Debajo del árbol estaba parado el pequeñito a quien tanto había echado de menos.

Lleno de alegría el Gigante se acercó al niño y notó que él tenía heridas en las manos y en los pies. Preocupado, y a gritos, el Gigante le preguntó quién se había atrevido a hacerle daño. Entonces el niño sonrió al Gigante, y le dijo:
- ¡No! Estas son las heridas del Amor.
- ¿Quién eres tú, mi pequeño niñito? - preguntó el Gigante, y un extraño temor lo invadió, y cayó de rodillas ante el pequeño.
Entonces el niño sonrió al Gigante, y le dijo:
- Una vez tú me dejaste jugar en tu jardín; hoy jugarás conmigo en el jardín mío, que es el Paraíso.
Y cuando los niños llegaron esa tarde, encontraron al Gigante muerto debajo del árbol. Parecía dormir y estaba entero cubierto de flores blancas.

FIN

FELIZ NAVIDAD

¡FELIZ NAVIDAD!




martes, 30 de noviembre de 2010

RECIBI FLORES HOY

No es mi cumpleaños o ningún otro día especial; tuvimos nuestro primer disgusto anoche, y el dijo muchas cosas crueles, que en verdad me ofendieron. Pero sé que está arrepentido y no las dijo en serio, porque él me mando flores hoy.

¡Recibí flores hoy! No es nuestro aniversario o ningún otro día especial; anoche me lanzo contra la pared y comenzó a ahorcarme. Parecía una pesadilla, pero de las pesadillas despiertas y sabes que no es real; me levante esta mañana adolorida y con golpes en todos lados, pero yo se que está arrepentido; porque él me mando flores hoy.

Recibí flores hoy! Y no es día de San Valentín o ningún otro día especial; anoche me golpeo y amenazo con matarme; ni el maquillaje o las mangas largas podían esconder las cortadas y golpes que me ocasiono esta vez. No pude ir al trabajo hoy, porque no quería que se dieran cuenta. Pero yo se que está arrepentido; porque él me mando flores hoy.

Recibí flores hoy! Y no era el día de las madres o ningún otro día especial; anoche el me volvió a golpear, pero esta vez fue mucho peor. Si logro dejarlo, ¿que voy a hacer?, ¿Cómo podría yo sola sacar adelante a los niños?, que pasara si nos falta el dinero? Le tengo tanto miedo, pero dependo tanto de él, que temo dejarlo. Pero yo se que está arrepentido, por que el me mando flores hoy.

Recibí flores hoy! Hoy es un día muy especial: Es el día de mi funeral. Anoche por fin logro matarme. Me golpeo hasta morir. Si por lo menos hubiera tenido el valor y la fortaleza de dejarlo; Si hubiera aceptado la ayuda profesional. Hoy no hubiera recibido flores!

lunes, 15 de noviembre de 2010

FELIZ

Sean felices

martes, 9 de noviembre de 2010

valores

viernes, 29 de octubre de 2010

¡FELIZ DIA DE MUERTOS!

LEYENDA DE LA NOCHE DE MUERTOS (PATZCUARO)

El 1 y 2 de Noviembre en México se celebra a los Muertos, primero los Niños o los Santos Inocentes, y el segundo día las campanas suenan para nuestros antepasados. Cada región tiene su firma para ésta celebración Nacional, y el aire se llena de recuerdos y leyendas, que junto con los espíritus que vienen a visitarnos parece que se hiciera más denso. El ambiente otoñal, sopla su viento en las caras, como suave caricia, consoladora de todos los que aún vivimos, sobre las lágrimas ya secas por el tiempo. Así, llega ésta ocasión de preparar platillos especiales, esos que le gustaban a nuestros difuntos. Tiempo de comprar flores, dulces y velas para la ofrenda. Se va a misa, se reza para pedir por las almas que han partido. En ésta noche, aquellos nos recuerdan, y de un más allá desconocido, regresan a visitarnos para así mantener los lazos de amor renovados aún después de su partida. La va noche cayendo, los preparativos ya están listos, y mientras las sombras se alargan los fantasmas caminan levemente por todos los rincones de las ciudades y los poblados. Es momento de los recuerdos y de las leyendas como la que ahora les cuento: La historia viene de una época remota, donde las memorias se han desvanecido tras el paso inexorable de los años... en ese entonces como ahora, el lago de Pátzcuaro impresionaba por su belleza, de aguas limpias como cristales fundidos en un mundo de sueños. Hoy, el lago ha envejecido sin perder su encanto, y en sus islas, especialmente en Janitzio, sus construcciones de blancas paredes y de teja roja sobresalen del verdor de las plantas y el reflejo de las aguas. En éste escenario, en noche de muertos, los fantasmas salen de las aguas, viejos espíritus guardianes de tesoros y de amores. Se cuenta que llorosa se ve a una joven deambulando sin sentido por la zona, es la sombra de Mintzita, hija del Rey Tzintzicha, que busca caminando hacia el lago, que ya refleja la luna y las estrellas, a su príncipe amado, Itzihuapa, hijo de Taré, heredero de Janitzio. Locamente enamorados, no pudieron desposarse por la inesperada llegada de los conquistadores españoles. El fiero Nuño de Guzmán había aprisionado al Rey, padre de Mintzita. La princesa quiso rescatarlo ofreciéndole al malvado, el fabuloso tesoro oculto bajo las aguas entre las islas de Janitzio y Pacanda. Fue así como su amado fue llevado sobre las aguas para extraer el tan codiciado tesoro. Remaron hasta el punto exacto marcado por el reflejo de las constelaciones estelares, y mientras afanoso se empinaba, fue atrapado por veinte sombras de los remeros que lo escondieron bajo las aguas y fueron sumergidos con él. Itzihuapa quedó convertido en el vigésimo primer guardián de tan fantástica riqueza, y Mintzita dejó éste mundo esperando a la orilla del lago. Pero, en ésta noche en que los muertos regresan, ella camina hacia el lago, buscando con ojos de lágrimas para consolarse ante la imagen de su amado que de las sombras del lago surge, subiendo la empinada cuesta de la isla. Así los dos príncipes espectros Mintzita e Itzihuapa, se musitan palabras cariñosas mientras se miran a la luz de las llamas inciertas de los cirios. Se ocultan de las miradas indiscretas mientras las estrellas fulguran y el lago gime como un alma en pena.

LEYENDAS DE LA MARIPOSA MONARCAS



Alrededor de la Mariposa Monarca existen varias leyendas indígenas, una de ellas dice que son las almas de los niños que han muerto y regresan, curiosamente las mariposas comienzan a llegar a sus santuarios el 2 de Noviembre, fecha en que se conmemora el Día de Muertos. Otra leyenda cuenta sobre unos indígenas que emigraban desde las Montañas Rocallosas de los Estados Unidos hasta el centro de la República Mexicana. Debido al intenso frío, los niños y ancianos no pudieron continuar el viaje por lo que fueron abandonados, para resistir el frío se cubrieron con la resina de los árboles y de polen. Entonces apareció su dios, y compadeciéndose de ellos los convirtió en mariposas para facilitarles la localización de sus familiares fue así como llegaron a Michoacan, encontrando en los pinos de sus bosques, la representación de sus padres, que los esperaban con los brazos abiertos. La mariposa representa los poderes de transformaciòn e inmortalidad y la belleza que surge de la muerte y la corrupciòn aparentes. El nombre náhualt para designar a la mariposa era "papálotl". La mariposa era una representación del fuego y por ello entra en el símbolo que fue hecho por los antiguos mexicanos para representar la guerra. La movilidad de la mariposa los hizo tomarla por símbolo del movimiento del Sol Nahui Ollin y por eso también era símbolo de los dioses del camino, Tlacon tontli y Zacatontli

sábado, 9 de octubre de 2010

domingo, 26 de septiembre de 2010

octubre

martes, 7 de septiembre de 2010

¡VIVA MEXICO!

martes, 31 de agosto de 2010

ESTO QUE LLAMO MI VIDA

Los peligros del celular
Desde que llegó a trabajar conmigo, Micaela seguía rigurosamente un ritual al llegar a mi casa: sacaba su celular del morral y lo colocaba encima de la mesa del comedor o la barra de la cocina, para tenerlo al alcance "en caso de emergencia". Nunca oí que sonara, más que una vez que fue número equivocado, y otra, cuando su mamá le habló para preguntarle dónde había dejado unas ollas de su cocina. Y cuando yo traté de hablarle por cualquier razón, invariablemente me respondían que el número estaba fuera del área de servicio. Pero más bien se trataba de que Micaela por lo general lo traía apagado, "para ahorrar pilas".


Ya que Micaela cuidaba de su celular como su bien más preciado, me extrañó que este miércoles no lo dejara al alcance de la mano. Al rato, francamente intrigada, me decidí a preguntarle.



—¡Uy, seño Yina! ¿A poco no sabe?—, me preguntó sinceramente extrañada.


—¿Qué es lo que no sé?


—Pues que los celulares dan cáncer en la cabeza y además, luego los hijos salen mutantes.


—¿De dónde sacaste esa idea?—, le pregunté más bien para confirmar, pues ya me estaba sospechando por dónde iba la cosa.


—Pues ya hasta me lo mandaron en un imeil... ¿a poco usté no sabía?


Sí sabía o, mejor dicho, sí me había llegado esa cadena por correo electrónico respecto a las mortíferas y peligrosísimas radiaciones que se transmiten por los teléfonos celulares. Pero jamás se me habría ocurrido darles ninguna credibilidad.


—Por eso yo mejor ya no lo uso. Lo dejé alzado en el cajón de mi burot y le quité la pila para que no me vaya a hacer daño.


Ya no quise discutirle. Después de todo, no le haría mal prescindir del aparato pues, a final de cuentas, muy poco era el servicio que le daba. Recordé unas palabras oídas a un maestro, que decía que hay gente que hace lo correcto por error. La mente funciona de manera tan extraña, que Micaela era capaz de convertirse efectivamente en mutante por pura sugestión. Y creo que el mundo no está preparado para eso.

domingo, 15 de agosto de 2010

lunes, 5 de abril de 2010

martes, 16 de marzo de 2010