viernes, 29 de octubre de 2010

¡FELIZ DIA DE MUERTOS!

LEYENDA DE LA NOCHE DE MUERTOS (PATZCUARO)

El 1 y 2 de Noviembre en México se celebra a los Muertos, primero los Niños o los Santos Inocentes, y el segundo día las campanas suenan para nuestros antepasados. Cada región tiene su firma para ésta celebración Nacional, y el aire se llena de recuerdos y leyendas, que junto con los espíritus que vienen a visitarnos parece que se hiciera más denso. El ambiente otoñal, sopla su viento en las caras, como suave caricia, consoladora de todos los que aún vivimos, sobre las lágrimas ya secas por el tiempo. Así, llega ésta ocasión de preparar platillos especiales, esos que le gustaban a nuestros difuntos. Tiempo de comprar flores, dulces y velas para la ofrenda. Se va a misa, se reza para pedir por las almas que han partido. En ésta noche, aquellos nos recuerdan, y de un más allá desconocido, regresan a visitarnos para así mantener los lazos de amor renovados aún después de su partida. La va noche cayendo, los preparativos ya están listos, y mientras las sombras se alargan los fantasmas caminan levemente por todos los rincones de las ciudades y los poblados. Es momento de los recuerdos y de las leyendas como la que ahora les cuento: La historia viene de una época remota, donde las memorias se han desvanecido tras el paso inexorable de los años... en ese entonces como ahora, el lago de Pátzcuaro impresionaba por su belleza, de aguas limpias como cristales fundidos en un mundo de sueños. Hoy, el lago ha envejecido sin perder su encanto, y en sus islas, especialmente en Janitzio, sus construcciones de blancas paredes y de teja roja sobresalen del verdor de las plantas y el reflejo de las aguas. En éste escenario, en noche de muertos, los fantasmas salen de las aguas, viejos espíritus guardianes de tesoros y de amores. Se cuenta que llorosa se ve a una joven deambulando sin sentido por la zona, es la sombra de Mintzita, hija del Rey Tzintzicha, que busca caminando hacia el lago, que ya refleja la luna y las estrellas, a su príncipe amado, Itzihuapa, hijo de Taré, heredero de Janitzio. Locamente enamorados, no pudieron desposarse por la inesperada llegada de los conquistadores españoles. El fiero Nuño de Guzmán había aprisionado al Rey, padre de Mintzita. La princesa quiso rescatarlo ofreciéndole al malvado, el fabuloso tesoro oculto bajo las aguas entre las islas de Janitzio y Pacanda. Fue así como su amado fue llevado sobre las aguas para extraer el tan codiciado tesoro. Remaron hasta el punto exacto marcado por el reflejo de las constelaciones estelares, y mientras afanoso se empinaba, fue atrapado por veinte sombras de los remeros que lo escondieron bajo las aguas y fueron sumergidos con él. Itzihuapa quedó convertido en el vigésimo primer guardián de tan fantástica riqueza, y Mintzita dejó éste mundo esperando a la orilla del lago. Pero, en ésta noche en que los muertos regresan, ella camina hacia el lago, buscando con ojos de lágrimas para consolarse ante la imagen de su amado que de las sombras del lago surge, subiendo la empinada cuesta de la isla. Así los dos príncipes espectros Mintzita e Itzihuapa, se musitan palabras cariñosas mientras se miran a la luz de las llamas inciertas de los cirios. Se ocultan de las miradas indiscretas mientras las estrellas fulguran y el lago gime como un alma en pena.

LEYENDAS DE LA MARIPOSA MONARCAS



Alrededor de la Mariposa Monarca existen varias leyendas indígenas, una de ellas dice que son las almas de los niños que han muerto y regresan, curiosamente las mariposas comienzan a llegar a sus santuarios el 2 de Noviembre, fecha en que se conmemora el Día de Muertos. Otra leyenda cuenta sobre unos indígenas que emigraban desde las Montañas Rocallosas de los Estados Unidos hasta el centro de la República Mexicana. Debido al intenso frío, los niños y ancianos no pudieron continuar el viaje por lo que fueron abandonados, para resistir el frío se cubrieron con la resina de los árboles y de polen. Entonces apareció su dios, y compadeciéndose de ellos los convirtió en mariposas para facilitarles la localización de sus familiares fue así como llegaron a Michoacan, encontrando en los pinos de sus bosques, la representación de sus padres, que los esperaban con los brazos abiertos. La mariposa representa los poderes de transformaciòn e inmortalidad y la belleza que surge de la muerte y la corrupciòn aparentes. El nombre náhualt para designar a la mariposa era "papálotl". La mariposa era una representación del fuego y por ello entra en el símbolo que fue hecho por los antiguos mexicanos para representar la guerra. La movilidad de la mariposa los hizo tomarla por símbolo del movimiento del Sol Nahui Ollin y por eso también era símbolo de los dioses del camino, Tlacon tontli y Zacatontli